La terapia sistémica es un tipo de escuela dentro de la psicología. Muchos hablan de “las gafas sistémicas”. Para mi no es un modelo teórico como tal, sino una forma de entender y de ver la realidad.
A la hora de trabajar, personalmente la sistémica me sirve de guía y de referente. Sin embargo, no es el único enfoque con el que trabajo. Creo que lo rico está en poder absorber de cada modelo lo que te funcione.
Me gustaría, en este post, poderos trasladar la base de esta escuela y de que aspectos te puede aportar realizar un tratamiento con este enfoque. Desde mi experiencia personal y profesional, este enfoque te aporta una forma de vivir liberadora y respetuosa con uno mismo y con los demás.
Esta es una de las principales características de esta corriente. Se tienen en cuenta los diferentes sistemas a los que pertenece la persona (familia de origen, familia nuclear, trabajo, amigos..etc.). Desde este modo de trabajar no podemos entender el modo de funcionar de una persona sino entendemos qué es importante para ella, qué relaciones significativas tiene y ha tenido y cómo se relaciona en cada uno de ellos.
Además, es necesario contextualizar a la persona en su cultura, momento socia, ciclo vital..etc. No juzgar, sino entender y respetar
El determinismo es algo muy habitual en nuestra sociedad. Solemos estar enfocados en buscar “a cusa” o “el culpable”. Sin embargo, nunca nada es resultado de una sola causa. No nos interesa tanto el por qué sino el para qué.
Hablamos de que los sistemas, por ejemplo, la familia, son con un engranaje. Esto quiere decir que si una de sus piezas, por pequeña que sea, comienza a moverse de forma diferente, está obligando a que el resto también empiecen a funcionar de otra manera.
Esto lo trabajamos mucho en sesión, ver qué parte de responsabilidad tengo yo en la situación y qué puedo hacer yo diferente. No culpamos al resto de mi situación, sino yo tomo responsabilidad ante el cambio.
En consulta ocurre varias veces que el conflicto viene derivado en que una familia está enganchada en descubrir quien tiene la razón sobre ciertos acontecimientos. En sesión trabajamos validando que cada uno tiene su realidad y es normal que no coincida entre todos los miembros de la familia, ya que cada uno está viviendo desde su experiencia. Esta experiencia varía en función de la historia de cada uno, de los valores, las prioridades, creencias… etc. Por eso, nuestro objetivo no es juzgar quien tiene la razón, sino conseguir que todos comprendan la historia de otro y desde ahí encontrar nuevas formas de comunicarse.
Evitamos enmarcar y determinar a la persona en una etiqueta diagnóstica, ya que esto puede llevar a que se cristalice el problema y no ayuda a la solución. El síntoma de la persona nos indica algo y hay que escucharlo, pero no limitarnos a él.
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La terapia es un buen recurso para todo el mundo, nadie es perfecto ni invencible. Quiero que tengas la libertad de dirigir tu vida, que recuperes tu tranquilidad interior para que vivas sin miedo al futuro y con energía para superar los problemas. Mi punto de vista como terapeuta te ayudará a ganar confianza y respeto para enriquecer el tuyo.
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